Centro para la Democracia Proactiva

La conformación político-social de la oposición política cubana.
Centro de Estudio para la Democracia Proactiva
«José Ignacio García Hamilton»

 

En Cuba siempre ha existido un sinnúmero de personas en desacuerdo con el régimen. Al principio unos cuantos se opusieron mediante la confrontación armada y otros métodos de lucha violenta. Sin embargo, el régimen no dejó espacio para la lucha política.

Con el paso del tiempo, la consolidación del régimen y la evolución natural de su clase política produjo los primeros atisbos de una disidencia con matices de oposición, tomando como bandera la defensa de los derechos humanos.

Sin embargo, esa disidencia no fue tolerada totalmente por el régimen y muchos de esos disidentes fueron encarcelados.

La proyección de esa disidencia siempre fue la denuncia de la violación de los derechos humanos hacia el exterior, teniendo como caja de resonancia al exilio cubano.

Más adelante se continuaron formando múltiples estructuras más o menos de oposición política al régimen. Y digo, más o menos de oposición política porque nunca tuvieron proyectos alternativos al régimen ni una interacción social con la comunidad que le diera reconocimiento de origen ni base social y estructuras con capacidad para formar gobierno.

No obstante, muchos de esos grupos trataron de realizar coaliciones políticas, incluso formaron partidos políticos y se unieron entre ellos, pero nunca tuvieron reconocimiento social, ni siquiera tenían un reconocimiento y apoyo político a nivel personal en su propia comunidad. Además, por lo general todo el que asume una posición disidente pública es marginado por el régimen y auto marginado por el mismo. Por lo que la falta de líderes sociales dejó a la disidencia opositora sin poder de convocatoria y capacidad movilizativa.

En los últimos años con el éxodo masivo, cambios en la política migratoria de los Estados Unidos, el uso de la tecnología y la política de las fuentes de financiamientos han minado la oposición estructural en Cuba y se ha recurrido a la acción individual, como el periodismo independiente con sus diferentes modalidades en las redes sociales y observadores de derechos humanos, que no necesitan de la interacción con otras personas.

Ahora bien, podríamos decir que aquellos opositores que no logran emigrar, ni tienen los recursos o talentos para convertirse en youtuber, influencer, etc. o no logran conseguir un patrocinio desde el exterior, quedan desamparados en todos los sentidos. Y si a eso se agrega el desconocimiento por sus otros iguales políticamente prácticamente, entonces ese opositor no existe.

En Cuba en la actualidad no hay una oposición visible ni por ella misma. Los opositores, ni siquiera a nivel de barrio se conocen. No se realizan actividades de ningún tipo, ni las organizaciones opositoras trazan o coordinan objetivos comunes para la causa. Las ONG, S que patrocinan organizaciones y proyectos dentro de la isla condicionan la ayuda a su exclusividad y algunas organizaciones dentro de la Isla restringen las relaciones de sus miembros con los de otras organizaciones.

Por esta razón, se hace necesario desarrollar en Cuba un proceso de lucha política institucional, para ello es imprescindible la socialización política a nivel de base y la visibilización y personalización de los disidentes, opositores y los descontentos con el régimen. Solo así se podrá conseguir la solidaridad política que nuestra causa requiere, apoyar al hermano que cae en desgracia política y estar en condiciones de conseguir la unidad de objetivos, cuando el momento lo requiera.

La situación geopolítica mundial, que roba el protagonismo a nuestra causa, nos impone a la conformación político-social de la oposición política cubana mientras se dan las condiciones necesarias para una nueva estrategia de lucha.

Florida, 25 de octubre del 2023