Centro de Estudios para la Democracia Proactiva
“José Ignacio García Hamilton”
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Se habla mucho de los ideólogos del comunismo. Incluso, se define como marxismo gran parte de su filosofía, pero realmente quien desarrolló las principales estrategias de control social fue Josef Stalin, superando al propio Vladimir Lenin. Josef Stalin gobernó la URSS desde 1924 hasta 1953, así que fue el artífice de la implementación práctica del comunismo, que hasta nuestros días se vienen sufriendo sus consecuencias. Incluso, después de la desintegración de la Unión Soviética, la guerra actual de Ucrania es el mejor ejemplo.
Las estructuras de poder en el comunismo o socialismo es su principal condición, de ahí depende el poder único, su principal característica, que Josef Stalin definió muy bien y protegió con su definición de que: “El gran camarada nunca se equivoca, los que se equivocan son los cuadros intermedios”.
Esa definición significa que el poder se ejerce desde arriba hacia abajo, que no existen mecanismos para sustituir al jefe supremo. Sin embargo, esa condición le permitió a Mikhail Gorbachev liderar los cambios en la Unión Soviética, y no ser cuestionado hasta cuando ya todo estaba en marcha.
Eso explica por qué ningún régimen totalitario se ha desmontado desde abajo hacia arriba hasta la fecha. Sin embargo, este análisis se produce bajo la premisa de un caso suigéneris, no porque haya esa posibilidad en el caso cubano, sino por la figura de Miguel Diaz-Canel que funge como presidente de un regimen totalitario y no tiene el poder absoluto. Eso significa que, hay un poder oculto y que él puede ser sustituido, además no puede tomar las decisiones con total impunidad, como sucede en los regímenes totalitarios.
El lenguaje corporal de Diaz-Canel refleja esa inseguridad y el miedo en sus decisiones, porque en cualquier momento lo van a hacer responsable de la crítica situación en que se encuentra el país y para justificar un período de rectificación y permanencia del sistema en el poder, y utilizarlo como chivo expiatorio. En esa misma situación se encuentra Manuel Marrero y para colmo, la base dura del PCC lo hace responsables de la situación actual y los acusan de traicionar el legado de Fidel Castro. Incluso, una gran parte de la población también se hace eco de esa narrativa.
Entonces, la tormenta perfecta sería, un quiebre de la cúpula gobernante, una crisis económica y social al extremo y una necesidad de cambio porque los de abajo ya no quieren vivir como antes y los de arriba ya no pueden seguir viviendo como hasta ahora. Y se desmontaría el sistema desde arriba hacia abajo como ha venido sucediendo en todos los demás lugares con regímenes totalitarios.
Florida, 8 de julio, 2025