Centro de Estudio para la Democracia Proactiva
«José Ignacio García Hamilton»
www.centroparalademocraciaproactiva.org
Las protestas públicas pacíficas, como expresión genuina de la lucha cívica no violenta son muy bien vistas por los regímenes opresores. Incluso, les beneficia que sus oponentes se pronuncien por este tipo de lucha, que saben que por la naturaleza de su régimen opresor y totalitario no le traerá ninguna consecuencia.
Sin embargo, la Carta Universal de los Derechos Humanos confiere el derecho a la rebelión como recurso supremo contra la tiranía y la opresión. La violencia en un país con todas las garantías democráticas se puede considerar terrorismo, pero en una dictadura la violencia a cualquier nivel es una forma de lucha para alcanzar la libertad.
No obstante, la lucha cívica no violenta puede presentarse en manifestaciones de dos formas: mediante concentraciones y marchas de protesta, siempre buscando implementar métodos que den ciertas ventajas contra el enemigo. Tanto para las concentraciones como para las marchas de protestas debe contemplarse la movilización rotatoria o circular, bordeando la retaguardia de los adversarios, para dejarlos encerrados dentro de la espiral de la marcha a los represores y sus simpatizantes.
Las concentraciones, que puede ser planificadas o espontáneas son muy efectivas, porque no están obligadas a invadir el espacio de los represores, que en todo caso tendrían que venir a desalojar a los manifestantes y pierden tanto la justificación moral frente a la posición cívica y no violenta, así como la logística.
En el caso de las marchas de protestas, los manifestantes deben dividirse en grupos. Cuando el grupo principal sea confrontado por los represores y sus simpatizantes, los otros grupos ya predeterminados entrarán por la retaguardia para apoyar al grupo confrontado. Nunca debe enfrentarse a los represores de frente, si no se tiene un apoyo por la retaguardia del enemigo.
En caso de necesidad de abrir una brecha se deben preparar elementos disuasivos con distracción hacia un área de fuego, o estallido ruidoso. Realizados por una minoría para que la mayoría avance y ocupe espacios circundantes. Toda esa logística tiene que ser prevista, con antelación fundamentalmente.
Las protestas deben contemplarse por barrios, donde el territorio es mejor controlado por sus moradores y hace disgregar a las fuerzas represoras. Las casas y edificios se prestan como trincheras para atacar a las fuerzas invasoras.
La dispersión de las fuerzas represoras es muy importante, por lo que se deben realizar acciones simultáneas y además crear focos de incendios en lugares de poco daño colateral, como terrenos baldíos y malezas a las orillas de las carreteras y cerca de instalaciones estratégicas. Estas acciones actúan directamente en la psicología popular y aumenta la voluntad de rebeldía.
Dentro de la ciudad pueden quemarse basureros, edificios baldíos, todo lo que se pueda destruir que afecte al régimen, sin dañar la propiedad privada o ponga en riesgo la población.
Deben conformarse comandos especiales que neutralicen los grupos paramilitares como los llamados colectivos en Venezuela y no le permitan actuar impunemente.
Si un compatriota esté siendo reprimido violentamente, aprovechar la distracción del ataque del represor y neutralizarlo o atacarlo de forma de evitarse daños mayores de uno de nuestros simpatizantes.
En caso de ocuparles las armas, no quedarse con ellas, deben ser traspasadas a los comandos especiales. Nunca enfrentarse físicamente al represor, siempre arrastrarlo hacia el grupo utilizando el método de caza de los lobos.
Si la lucha alcanza un nivel considerable de fuerza, que se puedan ocupar instalaciones gubernamentales, mantener rehenes como piezas de negociación. Nunca ocupar posiciones que estén aisladas, tienen que ser lugares donde cualquier acción de fuerza del régimen tenga que medir los daños colaterales. También deben priorizarse las prisiones para liberar a todos los presos políticos.
A los familiares, no ataquen a los suyos durante un enfrentamiento con un represor, porque sin querer se están poniendo del lado del enemigo y en nada favorece la causa, todo lo contrario.
El éxito de las protestas cívicas está fundamentado en algunos factores que no pueden ser violados: mantense en el tiempo, el aumento sistemático y progresivo de la participación ciudadana y ocupar espacios de poder. Para que las protestas se mantengan en el tiempo tiene que eliminarse el concepto de “calle sin retorno”. Las protestas deben hacerse es de forma sistemática e impredecible, o sea, en cualquier momento y en cualquier lugar todo el tiempo.
La participación ciudadana es muy importante, no solo durante las protestas, sino en defensa de los manifestantes detenidos y encarcelados. La presión masiva ante los centros policiales y la voluntad de familiares y simpatizantes de ser encarcelados rompe el esquema de la represión selectiva y satura la capacidad represiva.
La ocupación de espacios de poder como ya se ha explicado es muy importante, porque permite la negociación y protección de todas aquellas personas, incluidos militares, que decidan abandonar al régimen y sumarse a las fuerzas del cambio.
Florida, 15 de julio, 2021
Nota: Estas recomendaciones surgen como resultado de un estudio a partir de lo sucedido en Cuba el pasado 11 de julio y las manifestaciones ocurridas en Venezuela y Nicaragua.