Antonio Suárez Fonticiella
Director General CEEDPA (Villa Clara)
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El movimiento pro-democracia es un fenómeno socio-cultural de carácter endógeno, surgido en la sociedad cubana a mediados de la década del setenta del siglo pasado. Por aquella época su embrión fundamental se articula en el presidio político, dedicándose básicamente a divulgar y promover el cumplimiento y observación de los artículos contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Por su accionar y connotación, constituye un desafío sin precedente e inédito en la historia del país, al convertirse en un actor contestatario que cuestionaba el sistema desde su interior, con métodos pacíficos y revindicando en su discurso tradiciones cívicas.
La década de los noventa constituye un punto de inflexión del movimiento opositor en cuanto a su desarrollo y extensión sin precedente en el territorio nacional. Esto ocurre como resultado de eventos multifactoriales entre los que se distingue el aumento de su visibilidad en la sociedad cubana, condicionado por la articulación de proyectos de diferente naturaleza –sociales, culturales y políticos- que expresan criterios plurales y autónomos, reflejos de acontecimientos y procesos que se producen en el interior de la sociedad. Esto proyecta al movimiento pro-democracia como un actor legítimo que representa un sector de la población que se debate entre la lógica cerrada del poder político y la necesidad de cambios y aperturas reformuladoras. Otros de los elementos que influye positivamente en este cambio de proyección es su maduración orgánica, representada por el reconocimiento de la necesidad de articular proyectos de confluencia a nivel nacional respetando la pluralidad y la imperiosa necesidad de promover su extensión social, rebasando su etapa inicial de minoría simbólica para convertirse en una minoría emergente-significativa en evolución.
Factores Socio-culturales que influyen en el desarrollo del movimiento Pro-democracia
1.-Agudización de la crisis económica, política y social que vive el país
2.-Crisis de los sistemas normativos asociados con el Marxismo Leninismo y el Utopismo Revolucionario.
3.-Flujo y reflujo de los procesos de la globalización y las comunicaciones y la emergencia de tendencia globales a la democracia política y la economía de mercado.
4.-Aparición de nuevos actores sociales y culturales en el país en busca de espacios alternativos de participación –sociedad civil emergente–
5.-Debilitamiento parcial del estado totalitario y su conversión en un estado pos totalitario, controlado por una elite de poder con una fuerte vocación totalitaria.
El gran desafío del movimiento pro democracia es la democratización del país
y para conseguirlo tiene que rebasar la etapa de minoría significativa y convertirse en movimiento social. Eso solo se logra cuando se es capaz de asumir con voz propia las resonancias libertarias de la población.