Lic. Yusmila Reyna Ferrera
Directora de Relaciones Públicas e Información del Centro de Estudios Estratégicos para una Democracia Proactiva “José Ignacio García Hamilton” de Santiago de Cuba. (CEEDPA)
Móvil: 53-53740544
Correo: yusmilarf@yahoo.com
Santiago de Cuba, 21 de diciembre del 2012- Las demandas sociales son un instrumento de emplazamiento muy empleado por los ciudadanos, y que funciona como mecanismo de presión política, fundamentalmente en las sociedades democráticas. Sin embargo, en los regímenes totalitarios se convierten en un método de oposición al gobierno muy efectivo, no sólo por el marco legal y la razón moral que sirve de defensa y protección de los individuos, sino porque su empleo sistemático puede neutralizar el mito de benevolencia o justicia social del gobierno y sentar las bases para que la población se sume a la oposición en defensa de sus intereses.
Sin embargo, las demandas sociales no deben ser una prerrogativa única de la oposición, sino que deben convertirse en una cultura ciudadana, que emplace a las autoridades en cada escenario que se presente, desde los centros laborarles, estudiantiles y las propias comunidades.
No obstante debe haber un ente catalizador de la inquietud social y que canalice las demandas, al menos ante las autoridades. Esa es la iniciativa liderada por el proyecto de los Municipios de Oposición, que tienen como objetivo esencial, la búsqueda de la representación de los intereses del pueblo y a su vez, ir conformando una estructura alternativa de gobernabilidad democrática a nivel municipal a lo largo y ancho de todo el país.
En la actualidad varios movimientos civilistas también se han hecho eco de demandas, donde es válido destacar, la demanda ciudadana Por Otra Cuba, que encabeza el grupo Estado de SATS. Pero se necesita emplear pertinentemente este instrumento de enganche social. Las demandas deben observar una buena calidad de redacción, contenido y forma, pero fundamentalmente debe tenerse en cuenta a quiénes representa, quiénes la establecen, en qué momento se presentan a las autoridades y qué seguimiento se les da a las mismas.
Los Municipios de Oposición en sus demandas han abordado problemas sociales como la crisis en la vivienda, la alimentación, el alcoholismo, la prostitución, el abandono de los ex combatientes de las guerras internacionalistas y de las Fuerzas Armadas, la violación de derechos políticos, sociales, culturales y económicos de los ciudadanos. Sn embargo, los MDO como fuerza política que se centran en las necesidades sociales, tienen que rescatar el tejido social a partir de demandas concretas como la subida de los salarios, el empleo justo y remuneración adecuada, la libertad económica y empresarial con acceso a la importación y exportación de forma directa, sin la mediación del Estado. El derecho a la propiedad, incluida la vivienda, el transporte, las tierras y lo que es esencial, la no confiscación o expropiación de la propiedad privada por ningún concepto.
Aunque los Municipios de Oposición tienen como premisa en su visión y misión la interacción con la población, aún no tienen la capacidad de repercutir en la sociedad de forma masiva. Los factores son múltiples, y aunque varios pudieran corregirse rápidamente, la falta de recursos conspira contra un desarrollo integral del proyecto. Se necesita capacitar y entrenar a todos los comisionados y poner en función ejecutiva a todos los demás integrantes de cada MDO activo y estabilizar la estructura a nivel nacional. Sólo así, la población podrá reconocer un nuevo liderazgo con capacidad de convertirse en una alternativa de gobernabilidad nacional.
Las autoridades gubernamentales, por medio del Poder Popular han intentado dar respuesta a algunos aspectos demandados, pero de todo es sabido, la incapacidad del Gobierno cubano para resolver los problemas. Y ahí se demuestra una vez la importancia de las demandas, cuando se le deja al descubierto su ineptitud como gobierno. Y cuando se resuelve algo contemplado en algunos de los reclamos, la población lo identifica como producto de la presión realizada por el Municipio de Oposición.
No es menos cierto que hay mucho que trabajar y no debe ser una tarea sólo de los Municipios de Oposición, sino de la oposición en general. La oposición lleva años enfrascada en las denuncias sobre las violaciones de los derechos humanos, lo que la convierte en víctima de su propia tragedia, pero no utiliza las inquietudes sociales como su fuerza motriz, por lo que no hay una identificación plena de luchadores sociales: líderes campesinos, líderes obreros, líderes estudiantiles, etc.
Sería fácil de justificar el hecho producto de la represión gubernamental y las represalias, pero también se pudiera interpretar como una mala estrategia o enfoque de las demandas, que no se amparan en el marco legal. Y los cuestionamientos políticos más bien son de carácter personal, no colectivo.
El Centro de Estudios Estratégicos para la Democracia Proactiva “José Ignacio García Hamilton” ha investigado y trazado algunas líneas de trabajo, que pudieran dar al traste con el bajo nivel de impacto de la oposición en la conciencia social. Para ello se está valiendo de lo tratado en los libros “Obtenga el Sí” y “Supere el NO”, de los autores norteamericanos Roger Fisher, William Ury y Brucce Patton, que justifica nuestra teoría de evitar todos los factores que contribuyan con el atrincheramiento de nuestros oponentes. Elementos a tener en cuenta son las condiciones reales de la alimentación, el transporte, los salarios, las viviendas, los medicamentos, las infraestructuras urbanas: acueducto y alcantarillado, etc. Pedir respuesta y ofrecer soluciones son tareas proponentes, que el oponente moralmente no puede justificar.
El estilo y forma de las demandas dependen de cada demandante, aunque existen patrones formales de este tipo de instrumento de queja, que requerirán de la asesoría jurídica, pero de lo que se está claro que no es una simple queja de un ciudadano, pues se pudiera caer en la rutina, que llevó al fracaso a las asambleas de Rendición de Cuentas del Poder Popular. Las demandas son un conjunto de situaciones sociales, bien documentadas y ajustadas a principios elementales, incluso acogidas a patrones internacionales y derechos contemplados en resoluciones, acuerdos y pactos internacionales.
La argumentación de cada demanda, reiteramos, no solo debe basarse en los artículos que se violan de los diferentes instrumentos reguladores, sino en la demostración de los hechos, afectaciones directas a las personas implicadas, la comunidad y a la vez su impacto, ya sea social o medio-ambiental, etc. Para ello es muy importante la variedad y cantidad de imágenes gráficas, fotos y otros documentos probatorios.
Las demandas sociales presentadas a las autoridades, cobran legitimidad y fuerza cuando son diseminadas entre la población, por lo que durante su elaboración debe utilizarse un lenguaje claro y directo, para que sean bien comprendiditas por todos los estratos sociales. Además deben aparecer en las mismas sus promotores y víctimas directas, mediante filmación y fotografías y con señalamiento explícito del movimiento u organización que la promueve, explicando siempre su esencia y objetivos, teniendo en cuenta que la mayoría de la población en Cuba no tiene acceso al Internet, para acceder a una mayor información al respecto.
No podrá faltar la preparación de los formuladores de las demandas. Su información actualizada del entorno que le rodea y su prestigio ante la sociedad, partiendo de principios éticos y morales son condiciones indispensables para estos incipientes servidores públicos, sin importar las imputaciones y difamaciones de la que puedan ser objeto por parte de los agentes del gobierno.
Cuando se habla de la capacitación de los opositores institucionales, nos referimos a la capacitación en temas medulares como negociación y resolución de conflicto, dominio de las habilidades comunicativas básicas, liderazgo, mediación y formación de coaliciones, etc.
En otro orden, sería válido destacar la efectividad de la imposición de demandas sociales conjuntas, y al unísono en diferentes territorios como medio de la unidad estratégica y como punto clímax del descontento popular en las diferentes regiones del país, que saturen cualquier intento de represión de la policía política hacia opositores particulares.
Ahora bien, resulta imprescindible la reflexión y el debate por cada organización, partido o movimiento político y de la sociedad civil, que lleve a cabo demandas de este tipo, que se pregunten: cuánto han logrado en la defensa ciudadana en su radio de acción. Seguramente ha atentado contra su éxito no sólo su calidad y perseverancia, sino la disposición de los recursos materiales y financieros necesarios para lograr una activa y efectiva divulgación.
El problema de los recursos continúa siendo una de las debilidades de la oposición cubana, y que ha conspirado sin dudas, con el retraso de los cambios democráticos profundos en la Isla. Incluso, teniendo en cuenta las personas y organizaciones que lo reciben, por tanto resolver este problema sigue siendo una tarea pendiente en la gestión de la sociedad civil cubana y de hasta cierto punto, de las organizaciones internacionales que lo proveen, que apoyan a individualidades y no a la oposición en su conjunto. Y sobre todo, no supervisan y fiscalizan el uso y resultado de los fondos asignados.
Cuando se logre que los ciudadanos asuman el protagonismo de sus propias demandas el impacto será mayor y están listos para pasar de la demanda escrita a la demanda pública, que es el paso inmediato superior de la exigencia social y estará también más cercana la desobediencia civil, o lo que hemos denominado como la ingobernabilidad democrática.
Mientras lo anterior ocurra y como muestra válida de la pertinencia de las recomendaciones de nuestro Centro, vale destacar cómo en el Oriente Cubano los Municipios Opositores, sobre todo del municipio Santiago y de Songo-La Maya han ido ganando un espacio en parte de la población y cómo la propia policía política y sus seguidores han tenido que reconocer el trabajo serio y profesional de los opositores de la confrontación institucional.