Centro para la Democracia Proactiva

Por: Lic. Yusmila Reyna Ferrera
Directora de Relaciones Publicas CEEDPA
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Santiago de Cuba, 03 de septiembre del 2012 –  (www.democraciaproactiva.org) Un pequeño diagnóstico realizado por el Centro de Estudios Estratégicos para la Democracia  Proactiva, “José Ignacio García Hamilton” demuestra que más allá del refrán popular que versa: “las apariencias engañan”,  en el caso cubano, el gobierno  vive diariamente de las apariencias, y le ha dado resultado. Este 3 de septiembre se inició un nuevo curso escolar, y si nos llevamos por la radio, la televisión y por las autoridades de la Educación y de la Educación Superior, todo estaba listo y de maravillas para recibir a los alumnos en las aulas. Se contaba “con los recursos humanos y materiales de carácter imprescindible para llevar a cabo la formación integral y con calidad de los estudiantes, tanto en las sedes centrales, como en los centros universitarios municipales”.

En estos días se le ha dado toda la cobertura informativa, a los actos de inicio de curso, a todo lo largo y ancho del país.  Se complacía en anunciar el número de ingresos en las diferentes enseñanzas, que en el caso específico de la Educación Superior, que según datos oficiales, ascendió a 6 mil 700 plazas más que el año anterior. Se pusieron en perspectivas las aspiraciones de algunos niños, jóvenes, maestros y profesores para este nuevo curso escolar. Y en menor medida, se divulgaron las carencias materiales, económicas y humanas para enfrentar el proceso docente educativo en el país, no faltando las gracias al esfuerzo del gobierno, el partido y por último del pueblo.

Sin embargo, no se divulga ante la palestra pública el pésimo y verdadero estado de deterioro de las instalaciones universitarias en el país, hecho que también ocurre en los otros niveles de enseñanza. No obstante, se aferran a términos que se han convertido en slogan en el país, como, “a pesar de las limitaciones”, “a pesar del bloqueo”, “lograremos mayor eficiencia en los resultados”, etc., etc. Y las autoridades mostrando nada más las imágenes convenientemente seleccionadas, de una aparente belleza y buena conservación de las instalaciones y la opinión de los más comprometidos y de los ingenuos, que nunca faltan.

Solo una mirada crítica y sin vendaje permite describir las condiciones críticas a las que tienen que enfrentarse los estudiantes en los recintos universitarios, las llamadas “becas” de la provincia Santiago de Cuba, con condiciones higiénicas sanitarias pésimas, baños en un estado de deterioro visible, duchas, lavamanos y tazas en desuso. Y las que se usan, sin descargar, directas a la fosa, sin llave o con salideros, por lo que la peste en los baños es horrible. Existen muchos salideros igualmente en las tuberías, manchándose las paredes y pisos, y con una humedad constante, proclive a la existencia de bacterias dañinas, por lo que las enfermedades respiratorias proliferan en los estudiantes. Expuestos también al peligro por la deteriorada red eléctrica, donde los cables de los enchufes e  interruptores se encuentran dañados.

Una deficiente iluminación en baños y pasillos, propensos a violaciones físicas y robos de sus pertenencias, agravada por la también falta de seguridad en el interior de los cuartos, ya que las taquillas o closet no tienen puertas, además están carcomidos por el comején. La seguridad de las puertas de los cuartos no es buena, ya que en su mayoría no tienen llavines, y solo usan candados las han podido ser comprados los mismos por las familias de los estudiantes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A las escaleras le faltan algunos peldaños, por lo que los estudiantes están expuestos a sufrir caídas, con grave consecuencias, incluso para la vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las alumnas  están expuestas a ser víctimas de enfermos sexuales, pues a muchas persianas de los cuartos y baños le faltan tablillas, además de toda la oscuridad y falta de seguridad de los albergues, ya mencionada.

También el hacinamiento se cierne en muchas de estas instalaciones, pues cuartos concebidos para cuatro personas, lo habitan seis.

 

 

 

 

 

 

 

 

Por otro lado, la alimentación es mala en variedad, calidad y cantidad, cosas que son muy irregulares, y que se utilizan como fachada, pues cuando hay visita es que se potencia la mejoría en los alimentos para dar la impresión del bienestar becario. Sin embargo, se les prohíbe a los estudiantes por reglamento, el uso de hornillas eléctricas para que puedan aumentar y/o mejorar sus alimentos, el de empleo de calentadores eléctricos y hasta de ventiladores por el afán de ahorrar energía eléctrica, por lo que también están expuestos a las altas temperaturas, a la gripe y al stress por calor y hambre. La  refrigeración para los alimentos personales no la tienen, pues no hay equipos de este tipo en la “beca”.

 

 

 

 

 

 

 

 

Entonces, en qué medida estas pésimas condiciones no son causantes del bajo rendimiento académico, de la falta de motivación por los estudios, sobre todo de los que son internos. Todo esto redunda el final en deserción escolar.

Entonces, de qué calidad educacional estamos hablando y de qué gratuidad, si los padres tienen que desgastarse económicamente, para garantizar no solo las ropas y los zapatos para sus hijos, sino la alimentación, los cubos, mosquiteros, dinero para aliviar el hambre, y el transporte, para comprar bombillos, lámparas, candados, colcha de trapear, además de jabones, pasta dental, sábanas, toallas. Pues aunque algunos de estos avituallamientos se les entregan por parte del Estado, no son suficientes para todo el mes o año escolar.

Entonces, la educación gratis es una apariencia en el país, que ha engañado a muchos.

Pudiéramos aplicar el refrán de que “lo barato sale caro”, porque el precio de recibir una educación en Cuba es carísimo, no solo para cursar los estudios literalmente hablando, sino por el costo cívico y moral que hay que pagar, donde no te puedes formar como un ciudadano libre, independiente y capaz de desarrollar tu propio talento e ideas,  sino adoctrinado e ‘ideotizado’, por un sistema totalitario, tema bastante debatido.

¿Qué hacer para eliminar tanto desastre?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La pregunta tiene una sola respuesta. Hay que cambiar el sistema político, social y económico del país, pero en  en tanto el pueblo no se pronuncie de forma institucional, espontánea o como manifestación pública masiva porque se tracen políticas macro y micro sociales en un beneficio real a favor de las universidades públicas, hasta ahora las únicas existentes en el país.

En tanto no exija porque se rinda cuenta respecto a qué se destina el presupuesto de las universidades y de los fondos obtenidos en materia de postgrados internacionales, investigaciones, proyectos y otros servicios. Así como se eliminen el exceso de requisitos para recibir y brindar colaboración internacional.

Mientras no se logre por presión de la Federación Estudiantil Universitaria la restauración de la Autonomía universitaria, respondiendo así a los intereses del estudiantado y no de la Unión de Jóvenes Comunistas y su Partido Comunista.

Cuando los padres en mayoría se pronuncien por la mejoría de las condiciones de vida de sus hijos en beca, así como la eliminación de la manipulación educativa en las aulas.

Cuando los que no se dejan llevar por las apariencias entre ellos, la oposición de la isla y la naciente sociedad civil logren con su labor y divulgación informativa ayudar a abrir los ojos a la mayoría del pueblo, priorizando al sector profesional y juvenil.

Mientras la prensa cubana no desenmascare todas estas atrocidades, dejando a un lado la complacencia para con el régimen en el poder.

Se cree será muy difícil que se reviertan estas condiciones y otras, que sufren hoy los estudiantes universitarios santiagueros, hasta que no ocurra todo lo anterior y hasta, que la mayoría del pueblo reconozca y aprenda que la gratuidad no existe en la educación cubana, que es solo apariencia. Y que él necesita conquistarla para que recupere su valor real.